¡Bienvenidos a mi blog! Hoy vamos a explorar un curioso hecho histórico: ¿sabías que la primera nación europea en beber té no fue Inglaterra como muchos podrían pensar, sino Portugal? Sí, esa pequeña pero valiente nación situada en la Península Ibérica.
El descubrimiento del té
A mediados del siglo XVI, Portugal lideraba el mundo en exploración y comercio marítimo. Fue durante una de sus travesías a Oriente que trajeron el té a Europa. Corría el año 1560 y un barco portugués capitaneado por Simão Botelho atracó en el puerto de Lisboa cargado de especias y tesoros exóticos, entre los cuales se encontraba el té.
La popularización del té en Portugal
En ese momento, el té era considerado un lujo en Europa y solo unos pocos privilegiados podían permitírselo. Sin embargo, poco a poco, el té comenzó a ganar popularidad entre la alta sociedad portuguesa. Grandes salones de té empezaron a surgir en Lisboa, Porto y otras ciudades importantes de Portugal, convirtiéndose en lugares de encuentro para la élite.
De Portugal a Inglaterra: El romance del té
Con el tiempo, el té se convirtió en una bebida de moda en Portugal. Debido a la alianza entre las monarquías portuguesa e inglesa en el siglo XVII, el té comenzó a ser exportado hacia Inglaterra. Fue entonces cuando los ingleses se enamoraron perdidamente de esta sabrosa infusión y establecieron un comercio masivo con China.
Cierre anecdótico
Así fue como Portugal, una nación pequeña pero valiente, se convirtió en la primera en disfrutar del té en Europa. Aunque posteriormente Inglaterra se llevaría el crédito de popularizarlo a nivel mundial, siempre recordaremos a Portugal como el país pionero en llevar este tesoro de Oriente a occidente. ¡No subestimemos el poder del té en una tacita!